Se diagnostican mediante ecosonograma, histerosalpingografía e histeroscopía. El ecosonograma, usa ondas de sonido para crear una imagen de los órganos pélvicos, se puede realizar por vía abdominal o por vía transvaginal.

La ecografía proporciona información objetiva con relación al tamaño de los miomas I individuales y permite diferenciarlos de tumores oválicos.

Histerosalpingografía: Es una radiografía del interior del útero en la que se utiliza un contraste especial para mostrar las anormalidades. Histeroscopia: Le permite mirar al médico dentro de la cavidad uterina a través de un instrumento semejante a un telescopio diminuto. La histeroscopia se practica en el consultorio.

Otros estudios solicitados por indicación especial son: Urografía excretoria, laparoscopia, tomografía computarizada(TAC), resonancia magnética (RMNV. El examen pélvico también puede ser complementado con radiografías convencionales. Los hallazgos radiográficos típicos de la calcificación son tranquilizantes.

La pielografía intravenosa es más precisa que la ecografía para determinar las características renales y ureterales. También la TC puede complementar la ecografía y las radiografías convencionales de pelvis aunque se han observado que en un 5% de pacientes con diagnóstico de miomas según TC la laparotomía reveló la presencia de un i tumor de ovario.

La imagen por RM permite una mayor definición del origen de una masa pélvica pero en caso de dudas deberá llevarse a cabo la laparotomía o laparoscopia.

Por desgracia, detectar los leiomiosarcomas primitivos o la degeneración sarcomatosa de un mioma, que se produce entre el 0,1% y el 0,6% de todos los miomas, es muy difícil a pesar de que disponemos en la actualidad de ultrasonido, histeroscopia, TC o RM. Últimamente la ecografía en doppler color puede constituir, una gran ayuda. En los casos de tumoraciones sarcomatosas permite ver la gran vascularización y la irregularidad de los vasos en cuanto a trayecto y dimensiones.